Se han extraído 240 nuevos registros, especialmente relacionados con las especies Mammut borsoni y Anancus arvernensis
El pasado 19 de octubre finalizó la novena campaña de excavaciones en el yacimiento paleontológico Baza 1, situado en el Barranco de las Seguidillas-Cuesta del Francés de Baza, donde durante tres semanas consecutivas ha intervenido un equipo multidisciplinar de 25 investigadores y estudiantes. Este yacimiento paleontológico, que fue descubierto en mayo de 1996, que corresponde al Plioceno inferior, al llamado Rusciniense, y que está datado en una antigüedad de 4,5 millones de años, se encuentra situado en la zona alta de la ciudad de Baza, junto a la famosa “Falla de Baza”, que es la más importante de toda la cuenca, pues condiciona la sedimentación a lo largo de todo el Plio-Pleistoceno (últimos 5 millones de años).
Esta campaña, como todas las anteriores desde el año 2015, ha sido financiada por el propio Ayuntamiento de Baza, y está integrada en el marco del Proyecto General de Investigación para el estudio del Plioceno de la Cuenca de dicha cuenca, autorizado por la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, cuyos responsables son Antoni Canals (IPHES, Universidad Rovira i Virgili, Tarragona), el bastetano Sergio Ros-Montoya (Universidad de Málaga), y Bienvenido Martínez-Navarro (ICREA, IPHES, URV, Tarragona).
Durante esta última campaña se han realizado un total de 240 registros, que se suman a los más de 3.000 realizados hasta la campaña previa de 2024. Así, en 55 metros cuadrados de excavación se han extraído ya unos 3.250 registros, lo que da una idea de la enorme densidad de fósiles presentes en este extraordinario yacimiento, teniendo en cuenta que los restos más abundantes corresponden a elefantes primitivos correspondientes a dos especies, Mammut borsoni y Anancus arvernensis.
La causa de la disminución en el número de registros respecto de las campañas precedentes, no es otra que la ampliación del corte de excavación en los niveles superiores de la Unidad Estratigráfica 5, situados 4 metros por encima de los niveles fértiles de la Unidad Estratigráfica 2, la más rica en fósiles hasta el momento. Con el objetivo de no dañar posibles hallazgos de fósiles y hasta que no se tenga más claro cómo evolucionan los niveles estratigráficos en el espacio, se ha prescindido del uso de una máquina excavadora y ha sido necesario realizar estos trabajos de manera manual, a pico y pala, y con un control geológico riguroso. Ambas unidades estratigráficas están separadas por unos niveles calizos de unos 4 metros de espesor, cuya formación necesitó un tiempo mínimo de varias decenas de miles de años. Es decir, que la Unidad superior puede ser que sea, aún por determinar, cincuenta o cien mil años más reciente que la inferior.
Así, durante esta última campaña se han concentrado los esfuerzos en ir terminando la excavación de las cuadrículas centrales correspondientes a la Unidad Estratigráfica 2, donde se han extraído numerosos restos correspondientes a proboscídeos, entre ellos, un fragmento de defensa de mastodonte, muy recta, de más de 1 metros de longitud, conjuntamente con restos de bóvidos, équidos y tortugas, y se han abierto 4 nuevos metros cuadrados en los niveles superiores correspondientes a la Unidad Estratigráfica 5, donde se ha podido comprobar la existencia de una riqueza de proboscídeos extraordinaria, localizándose ya la presencia de, como mínimo, cuatro individuos correspondientes a la especie Anancus arvernensis, de edades muy diversas, que abarcan un individuo senil, que falleció en una edad próxima a los 70 años, como atestigua una mandíbula con la tercera muela y última, muy desgastada; un individuo adulto joven de unos 20 años, calibrado por una tercera muela completa prácticamente sin ningún tipo de desgaste; un individuo infantil de unos 7 u 8 años, como atestiguan las dos hemimandíbulas, derecha e izquierda, con la primera muela definitiva aflorándole y sin desgaste, y conservando todavía la última muela de leche bastante desgastada; y, por fin, un individuo bebé de unos 2 años, como atestigua una muela de leche.
¿Cómo se interpreta este hallazgo? Para responder a esta pregunta, es necesario conocer cómo viven los elefantes actuales, sus parientes próximos, y cómo se organizan entre ellos. A partir de ahí, podemos extrapolar estos comportamientos, siempre con prudencia, a las especies fósiles. Los elefantes viven en clanes familiares liderados por una matriarca, la hembra de mayor rango, conjuntamente con sus hijas, hermanas, sobrinas y nietas, acompañadas de sus bebés y demás individuos infantiles. Los machos, por otro lado, son animales solitarios. Por ello, aunque la investigación de este nivel está todavía comenzando, es muy raro que sólo aparezcan restos de Anancus y no de otras especies, lo que lleva a pensar que se trata de un evento catastrófico en el que una familia de esta especie de mastodontes quedó atrapada en el fango y murieron allí varios de sus miembros. Esta hipótesis deberá ser contrastada en el futuro.
En todo caso, ya se puede afirmar que el yacimiento de Baza es el que conserva la colección más completa de la especie de elefante fósil Anancus arvernensis, de toda Europa. A esto hay que sumar la abundancia acumulada durante los últimos años de Mammut borsoni (3 individuos), de rinocerontes, dos especies de caballitos de tres dedos llamados hipariones, grandes bóvidos de hábitos boscosos llamados Alephis, antílopes, ciervos, osos gigantes del género Agriotherium, además de los restos del último cocodrilo de Europa, conjuntamente con otras especies de menor tamaño (roedores, conejos, musarañas, tortugas, serpientes, lagartos, ranas, peces y alguna ave). A esto hay que sumar la enorme cantidad de invertebrados, especialmente caracoles, y una ingente cantidad de restos vegetales, que se ha incrementado considerablemente durante esta última campaña.
Este conjunto de fauna y flora indica que los niveles fosilíferos de Baza 1 contienen registrada la mayor biodiversidad fósil que haya existido nunca en este territorio, pues tan solo con la presencia de cocodrilos se puede afirmar que todos estos restos animales y vegetales quedaron enterrados y fosilizados en un ambiente típico de clima tropical, con altas temperaturas y abundante agua, pues si no, los cocodrilos, llegados desde África no habrían podido sobrevivir en una latitud tan alta como la de Andalucía. Es decir, el yacimiento de Baza representa un refugio tropical en Andalucía durante el Plioceno, hace 4,5 millones de años.
Por otro lado, se ha invertido mucho tiempo en la labor de socializar el conocimiento facilitado por la investigación de esta localidad paleontológica, y han sido muy numerosas las visitas de autoridades, institutos de enseñanza media y colegios de primaria, asociaciones, y particulares los que han visitado el yacimiento a lo largo de toda la campaña.
“El yacimiento de Baza es ya, sin duda, una localidad de referencia científica a nivel europeo y mundial. Esperamos que sea musealizada en los próximos años para convertirla en un punto de referencia del Plioceno en el GEOPARQUE de Granada y sea disfrutada por el gran público” ha señalado el paleontólogo Bienvenido Martínez.