Se prepara un convenio con la asociación “Salvando vidas, voluntarias de la perrera de Baza”
La perrera municipal de Baza es actualmente una de las grandes vergüenzas de esta ciudad, y el nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento quiere que deje de serlo cuanto antes. De hecho, es una de las primeras tareas en la que se ha implicado el concejal responsable del área de Agricultura, Antonio Peña, de la que depende este servicio. Visitar las viejas instalaciones del que fuera uno de los mercados de ganado más relevantes del país, donde se localiza la perrera, es decepcionante. El aspecto que presentan las dependencias administrativas, los almacenes y, por supuesto, las naves y los espacios donde están los perros es asqueroso. Pero el mal olor del recinto es todavía peor. Las puertas para guardar a los animales están casi todas rotas, las rejillas también. Una de las cuatro naves está vacía porque hace unos meses se infectó y nadie ha hecho nada para desinfectarla hasta ahora. En lo que debería ser la fosa séptica se están tirando los animales muertos, algo que podría rozar la legalidad, si es que la legalidad impera en algún rincón de este estremecedor espacio público. La zona habilitada como “parque zoológico” guarda aún los restos de escombro que dejaron las obras con las que se construyó este terreno para que los perros puedan salir de las perreras donde viven hacinados. Al frente de este servicio solo hay una mujer, que no tiene previsto ni siquiera un sustituto para cuando tenga que ausentarse o irse de vacaciones. “La perrera municipal está abandonada, en situación lamentable y con importante carencias”, concluye el concejal Peña resumiendo mucho el panorama.
El cambio también tiene que llegar a la perrera y cuanto antes. El nuevo equipo de gobierno ya está trabajando en la contratación de una persona que pueda suplir la ausencia de la actual responsable del servicio, se va a estudiar la normativa para ver si la fosa se puede utilizar para lo que hasta ahora se está empleando, se van a adecentar, limpiar y ordenar los “parques zoológicos” y se van a ordenar los espacios de almacén y administración. “En realidad no hace falta tanto dinero para hacer todo esto, lo realmente necesario es estructurar bien el servicio, aprovechar las posibilidades y prestarle más atención”, explica el concejal.
Posiblemente el gran paso que permita la resurrección de la perrera municipal sea el establecimiento de un convenio con la asociación “Salvando vidas, voluntarias de la perrera de Baza”, que son las que, en la práctica, han hecho que este servicio no se haya caído del todo. Por amor a los animales, solo por eso, estas voluntarias llevan años limpiando, ordenando, buscando medios, buscando dinero, buscando profesionales, promocionando… en definitiva, luchando para que esta instalación funcione. Por eso está tan contenta Eli, su representante “porque por fin nos escuchan y nos dan esperanzas de sacar esto adelante”. Ellas solo quieren aprecio, atención y poder disponer de los medios para hacer el trabajo que tanto tiempo llevan reclamando. Saben, porque nadie se lo ha ocultado, las limitaciones económicas que hay, pero no les importan porque ellas saben dónde buscar. Incluso se están planteando introducir unas “gateras” para poder acoger también a estos animales que una asociación en vías de creación quiere dignificar en la ciudad.
No va a ser fácil. En estos días hay 42 perros en la perrera municipal, y los datos dicen que en el primer semestre han pasado por ella 288 animales. Solamente en atención veterinaria se gastan entre 14.000 y 16.000 euros. Pero los nuevos responsables políticos y las voluntarias aseguran que es posible salir adelante y que lo van a conseguir.