El Museo Arqueológico de Baza se ha convertido en un laboratorio de restauración de restos paleontológicos con la intervención en una defensa de un mastodonte hallado en el yacimiento del plioceno (de entre 4 y 4,5 millones de años) Baza- 1.
La pieza se corresponde a un gran fragmento de mastodonte de aproximadamente unos 130 centímetros que en el último mes está siendo sometida a procesos de limpieza y restauración para que pueda ser expuesta en el Museo Arqueológico municipal junto a otros restos de menor tamaño. El restaurador especialista en fósiles, José Pozo Canales, realiza la intervención bajo la tutela del equipo de investigación, dirigido por Javier Luengo, Sergio Ros-Montoya y Bienvenido Martínez-Navarro, que, a su vez, son los responsables de los trabajos en el yacimiento Baza- 1.
El investigador Bienvenido Martínez- Navarro ha explicado que esta intervención “se enmarcan en el proyecto de investigación en este importante yacimiento, que está llamado a convertir a Baza en la localidad de referencia del Plioceno continental europeo, gracias a la extraordinaria conservación de un registro paleontológico único en todo el continente. El número de especies de grandes y pequeños vertebrados presentes, indica que se trata del yacimiento más rico y diverso de toda la cuenca de Baza que, a su vez, es la más rica de Europa”.
Pedro Fernández, alcalde de Baza, ha destacado la importancia que tiene para la localidad intervenciones como la del yacimiento paleontológico de la Cuesta del Francés y la restauración de piezas encontradas en él para su posterior exhibición en el museo de Baza. “Estos trabajos contribuyen a aumentar el conocimiento de nuestro patrimonio, nos hacen una sociedad más culta y sitúan a Baza en el mapa de la investigación en paleontología, al margen de ser un elemento más al servicio del turismo cultural y patrimonial”.
Más datos sobre el yacimiento Baza 1
Las excavaciones paleontológicas Baza- 1, en el yacimiento situado en la Cuesta del Francés de Baza, han contado con la financiación del Ayuntamiento de Baza para las campañas realizadas en los 5 últimos años.
Están dirigidas por los investigadores Sergio Ros-Montoya, Javier Luengo y Bienvenido Martínez-Navarro.
Según ha informado el propio equipo de investigación, hasta el momento se han identificado dos especies de elefantes primitivos (Mammut borsoni y Anancus arvernensis), rinocerontes, cerdos pequeños, bóvidos y cérvidos grandes y pequeños, caballos de tres pezuñas, y varias especies de carnívoros, a las que hay que sumar pequeños vertebrados, excepcionalmente abundantes en este yacimiento: ratas, ratones y hámsteres, así como jerbos, lirones, conejos, picas, desmanes, musarañas, erizos, peces, ranas, lagartos de cristal, lagartijas, cobras, culebrillas ciegas y tortugas, además, de restos vegetales.
A mediados del mes de enero el equipo de investigación informó de la publicación de un artículo de la revista Acta Paleontológica Polonica sobre el hallazgo de una nueva especie de ratón africano en el yacimiento bastetano. El descubrimiento surgió tras analizar una colección de 170 dientes adscritos al género de roedor extinto Paraethomys, que han servido para describir una nueva especie de ratón, hasta ahora desconocida para la ciencia.
Los paleontólogos Pedro Piñero y Diego Verzi (Institut de Paleocologia Humana i Evolució Social, Tarragona; Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Plata, Argentina) han bautizado a esta especie como Paraethomys baeticus, en homenaje a la antigua provincia romana de Bética, territorio al que pertenecía la antigua ciudad de Basti, la actual Baza.
Las distintas especies del género Paraethomys poblaron ambas orillas del Mediterráneo, con una significante diversidad tanto en el norte de África como en el sur de Europa y, especialmente, en la Península Ibérica. Los primeros representantes de este ratón llegaron a las costas ibéricas desde África cruzando el Mediterráneo hace unos 6,2 millones de años, durante el llamado Mesiniense, momento en el que se produjo la casi total desecación de la cuenca mediterránea. En este momento, las faunas del norte de África y de Europa tuvieron vía libre para cruzar ambos continentes y establecerse. En ese momento, las poblaciones europeas y africanas de la especie más antigua del género Paraethomys, Paraethomys meini, estaban en contacto, por lo que conformaban una sola especie.
Hace 5,2 millones de años, se abrió el estrecho de Gibraltar, inundándose nuevamente el mar Mediterráneo. Fue un momento en que pudieron verse las mayores cataratas conocidas de la “historia”. Por ello, las poblaciones de Paraethomys de África y Europa quedaron separadas para siempre, de forma que experimentaron procesos evolutivos distintos. Es aquí donde entra en juego la nueva especie identificada en Baza, y es que una vez separado de sus ancestros africanos, Paraethomys meini evoluciona, dando lugar a Paraethomys baeticus, de mayor tamaño y con una dentición más compleja. Estos cambios evolutivos fueron probablemente una respuesta adaptativa a los enfriamientos climáticos y expansión de espacios herbáceos que tuvieron lugar al final del Plioceno inferior en nuestras latitudes. De esta forma, la nueva especie da origen a un linaje de ratones europeos que van aumentando su tamaño de forma gradual a lo largo del Plioceno, hasta que se extingue hace unos 3,4 millones de años debido al establecimiento del régimen climático mediterráneo de doble estacionalidad. Aunque la población más numerosa y representativa de Paraethomys baeticus es la procedente del yacimiento de Baza 1, el artículo de investigación constata un amplio rango de distribución geográfica para esta especie en la Península Ibérica, con otras poblaciones en las cuencas de Granada, Guadix-Baza, Fortuna, Alcoy, Cabriel y Teruel.