El negro de Cascamorras inunda la ciudad en una de las ediciones más multitudinarias de los últimos años con unos 15.000 corredores
El estribillo de los Rolling Stone “Paint it in black” resume a la perfección lo que ha ocurrido esta tarde en Baza durante la Fiesta de Interés Turístico Internacional de Cascamorras, cuando una marea negra de más de 15.000 personas ha acudido a pintar de negro al sucesor de Juan Pedernal (encarnado en el accitano Antonio Vera) con más de 2.500 kilos de pintura ecológica. Le han acompañado otros varios miles de espectadores que, ya desde la altura de su balcón o a pie de calle, no se han querido perder el espectáculo.
La de 2019 ha sido una de las ediciones más numerosas de las celebradas en los últimos años. Rápida, en su inicio, y más pausada conforme se iba acercando al final ha transcurrido sin incidentes de relevancia, tan solo diez atenciones sanitarias, entre ellas un traslado al hospital por intoxicación etílica.
Los casi 3,5 kilómetros que componen el recorrido (desde el paraje de Las Arrodeas hasta el templo de la Merced) se han cubierto en dos horas y 33 minutos. En este tiempo, Cascamorras ha sido cubierto de negro, manchado de los pies a la cabeza para evitar su entrada sin mancha en el templo de la Merced por lo que le ha sido imposible cumplir la encomienda de llevarse a la patrona bastetana (la Virgen de la Piedad) a la vecina ciudad de Guadix.
Su carrera ha discurrido entre las diez juras de bandera sobre las cabezas de los miles de seguidores y asistentes, las idas y venidas entre la multitud que le ha aclamado, abrazado, llevado a hombros y gritado “esto sí que es un Cascamorras”, “y no se la lleva” y “viva Cascamorras, viva la Virgen de la Piedad y viva Baza”. Antonio Vera ha demostrado su pericia para saber llevar a los cascamorreros, exhibiendo la maestría que le han otorgado las seis ediciones en la piel de Juan Pedernal y los otros tantos acompañándolo en su círculo más próximo. Exhausto por una carrera exigente y dura, Antonio Vera, Cascamorras, entraba al templo a las ocho y treinta y tres minutos para reunirse con su familia, asearse y orar ante la patrona bastetana, a la que la leyenda entorno a la tradición de Cascamorras le otorga el inicio de esta fiesta que comparten Guadix y Baza.
La notoriedad que ha alcanzado la fiesta y su celebración en viernes, han provocado la afluencia masiva de personas, muchas de ellas llegadas de toda España y buen número de visitantes de otros países, que han contribuido a que los establecimientos de alojamiento de Baza y de las localidades más próximas registren una altísima ocupación. Un fenómeno que se ha notado en las reservas realizadas en Guadix e incluso en la capital granadina.
Para afrontar este incremento de visitantes ha sido preciso la organización de un dispositivo especial de seguridad y vigilancia compuesto por efectivos de Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Local, del Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA) y del Servicio Contra Incendios, Salvamento y Protección Civil del Ayuntamiento de Baza. A los que se han sumado los servicios municipales de limpieza y mantenimiento, con una estimación de unas 120 personas trabajando para un buen desarrollo de la tradición.